“Me acostumbré a la libertad, a no ser mandado por nadie, yo soy mi jefe, yo soy mi gerente y yo soy mi trabajador”

“Llegué a trabajar a los 10 años. Me trajo mi padre que se vino de las canteras a  trabajar más o menos en el año 60. Yo venía a ayudar, a bajar almuerzo, esas cosas. Me acuerdo porque el mundial del 62 me pilló ahí cerca de adonde ahora está el puente Lusitania. Mi papá tenía una radio chica donde escuchaba los partidos del mundial. Me leseaban los mayores porque yo sacaba piedras hasta en un tarro, porque no me podía la carretilla. Como vivía en Forestal, bajábamos a pie, me traía los jueves, hacíamos las tareas y después me ponía ayudar a arnear. Después nos íbamos a pata pa’ abajo, hasta la Lora, donde está el Hospital de Viña… mi papá era rebueno para andar a pata, no gastaba en micro, le gustaba andar a pie, tenía que ir pa’ Santiago para ir en micro…

Más tarde, un caballero que me conocía de chico me empezó a encargar arena, yo tenía como 14 años, estaban haciendo la Playa Amarilla, estaban haciendo los muros y todo eso, ese caballero que era de Santiago tomó la pega, y un día conversó conmigo, me dijo: amigo, ¿tendrá arenita? Porque yo le voy a sacar todos los días dos viajes”, y me buscó un compañero, mi papá estaba enojado porque era un compañero que tenía como 30 años, bueno pa’ la pega,  era un huevón muy grande para mi, era un indio para trabajar, yo era un cabro chico, pero nunca arrugué con el huevón, nunca arrugué, hacíamos lo mismo, de ese compadre copié la idea yo, le decían el Papín, era un gallo que pesaba como 90 kilos, el me decía: “Camarada, no se apure, camarada, ahí no más”, hasta que el hombre se fue y me llega toda la clientela, tuve que buscar dos compañeros para reemplazarlos, duraron repoquito porque los compadres eran flojos…

El estero era antes más alto. Ha cambiado mucho su fisonomía. Era más fácil trabajar porque había más material. Estaba virgen. Estaba sanito. Ud donde metía la pala había arena. Ahora no, se ven puras pozas y tierra, ahora tiene que ser con máquina la cosa, una máquina que acopie….la gente del oro volvió escombros el estero. Al principio se extraía como pirquinero, a pura pala y picota. Luego un caballero se prendió que había que tomar dominio, sacó los permisos, marcó los puntos y echó a la gente afuera y dijo yo traigo máquinas…se empezó a extraer de forma industrial y en 7 años no quedó nada, del 78 al 85 y nadie fiscalizó. Ahí empezó a morir el estero

Nunca me he querido ir de aquí porque me ha ido bien, tengo hijos profesionales, casa propia, me he dado gustitos buenos y además soy bueno para la pega, una vez intenté irme y duré dos semanas, me acostumbré a la libertad, a no ser mandado por nadie, yo soy mi jefe, yo soy mi gerente y yo soy mi trabajador, yo mismo me pongo horario,  y llego aquí a las 7 y me voy a las 4… no siempre fue así, antes me quedaba hasta más tarde, pero 12 hrs de trabajo es mucho, y este trabajo no es nada livianito, hay que dejar la gota en la pala, me crié aquí y aquí me voy a morir…

Yo he sobrevivido bien con pega porque tenía harto contacto con camioneros. Nosotros llegábamos temprano aquí y hacíamos tarde, ahora nos vamos a las cuatro, en ese tiempo se nos oscurecía, todos se iban a las 5, nosotros hasta las 7 u 8 métale vendiendo con mi socio, dejando el viaje; a la noche me llamaba el camión y teníamos listo el material para el otro día, a las 5:10 de la madrugada yo estaba tomando la micro….