“A pie pelao trabajábamos en el agua, casi nunca se podía trabajar con botas porque el agua pasaba por arriba, en la mañana teníamos los pies colorados con el hielo, parecían pidenes”  Santiago Cortez

Antes había arena, había mucha arena pa’ llegar y cargar, había harto camión entonces, ahora no hay nada de camión casi….

A pie pelao trabajábamos en el agua, casi nunca se podía trabajar con botas porque el agua pasaba por arriba, en la mañana teníamos los pies colorados con el hielo, parecían pidenes las piernas de coloradas que estaban! pero después uno no lo sentía, también tomábamos vino, como había harto camión cargábamos hasta 7 viajes de 3 metros, antes no se arneaba, se cargaba así no más porque había mucho material…

De mi tiempo ya se han muerto casi todos, quedan unos poquitos, he salido de aquí he ido a trabajar al norte y pal’ sur y después he vuelto… Aquí hemos trabajado casi todo una vida….

La primera lavadora de oro que hicieron aquí fue en Los Pozos, los viejos tenían unos piques pa’ abajo, no había máquina entonces, unos piques de una hondura alta, pero sacaban cualquier oro, ahí sacaban kilos de oro, y nosotros con el Chamiza nos veníamos  a asomar arriba, ahí donde estaba el agua potable, de ahí se veía todo lo que pasaba, la gente compraba las camionetas llenas de garrafas pa’ tomar, y ¡mujeres! unos afilando en las calicheras con las mujeres, llegaba cualquier mujer ahí!!

Abel Cortez

En el 62 me vine a trabajar aquí, después trabajé un tiempecito en la construcción, y después no salí más de aquí…

Ahora en los años malos llueve un poquitito no más,  antes no pueh, llovía harto, en ese tiempo como 15 días, aquí como ud ve, de lado a lado llovía, después vinieron los años malos, jodió el estero, la ultima lluvia importante fue cuando estaba Pinochet, el ultimo temporal que hubo y se terminó el invierno!

Antes se cargaba la arena así no más, del arrastre del estero se cargaba así como venía no más, quedaban así unos altos de arena, sin piedras, ahora, no hay nada, hay que estar dando vueltas tierra y escombros, la gente le sigue echando escombros que sacan de las construcciones y las vienen a dejar al estero…

En el golpe fue cuando llegaron los grandotes allá a la sede, y dijeron: “tienen que juntarse,  no pueden haber dos sindicatos, en el estero tiene que haber uno solo”, y de ahí hubo que entregar la personalidad jurídica de abajo, y quedó la una, la de aquí arriba, la del Puente Las cucharas, entonces nos agrupamos y nos quedamos abajo, después peleaba el sindicato número 2 con el número 1, éramos pocos nosotros allá abajo, me acuerdo que allá les paramos una bandera y un tablero grande…

Todos los días le doy comida al “cabezón”, el mirlo me sigue ligerito, ligerito me encuentra…igual que las avispas, se acostumbraron…les damos té y no te pican, ayer el mirlo pasó por la cabeza mía, viene todos los días y a cada rato, le gusta la carne, es mansito, igual que la diuca y los chincoles llegan al ladito de uno…cuando llego con la carretilla los tordos todos negritos se paran por ahí, ahora tienen un poco más de semillita como llovió un poco más el año pasado.…